
Es difícil caer a tierra después de 365 días sin ti. Pero estás en el aire, en nuestro núcleo, en los 4 con el Baduty. Somos muchos quienes te recordamos, citamos y extrañamos. Está claro que la vida continua sólo si nosotros lo queremos. Estará siempre la libertad tal como tú nos enseñaste. Está aquí, estás siempre. No tengo idea dónde estás, ni si hay tiempo en ese lugar, lo que sé es que yo te estaré esperando el resto de mis días, que para ti, y los demás que están a ese otro lugar, podría ser un suspiro. Sé que estás bien, espero quien te recuerde lo haga con esa anécdota divertida y ese malón en que compartiste. Es que ahora eres mi viejo, puro, y pudimos olvidar todo lo malo, pero sin duda aprender de los errores, estás tras nosotros diciéndonos… cuidado ahí, cuida tu vida, cuida tu futuro. Porque ya no estás, y como te extrañamos. A 365 días de tu ausencia, la impresión de estar de pie aquí, iluminada, acompañada por ti siempre, me da paz. Sigue descansando, quizás disfrutando, sin plata de plástico ni insomnio, sin injusticias ni sufrimiento, eso lo seguimos viviendo nosotros, en este pasar aprendiendo a cada caminar. Te amo Papá.