lunes, 22 de noviembre de 2010

Una feria las pulgas


Madrugamos, acompañando a mi madre,
armamos la ropa, los accesorios,
y lo que ya no queremos en casa para
llevarlo a Las Condes...
Feria as pulgas en la CONAPRAN,
una corporación de ancianos en la
ex-casa de Allende... toda una aventura al parecer.

Como la mayoría pobre, no tenemos auto,
y eso es algo que marca mucho la diferencia
en Santiago City.
Nos fuimos, en metro, día domingo, 8,30 AM.
Una maleta, una mochila, unas bolsas, un par de cuadros.

Una maratón, pero llegamos.
Nos instalamos en el número 4 y comenzamos a ordenar.
Teníamos lápices, ropita, lámparas, algunas artesanias.
y noté, que nos iba a llegar el lindo sol capitalino
durante todo el día. Justo, justo, no teniamos árboles,
sino a los lados y al frente. Estaríamos literalmente FRITOS.

Algunas ventas y comenzaron a llegar esos rostros de elite.
Se nota, se siente la cosa cuica, la ropa que usan, el caminar,
obvio yo, sacandoles el rollo, cuando se detenían en nuestro
puesto, me paraba o acercaba enseguida, con un "hola",
y la mayoría de las veces, no tuve recepción de mi mirada,
ni tampoco otro "hola".
Era de venir, no podía esperar algo muy distinto,
a diferencia de otras ocaciones, o con mis milanesas,
donde la gente "común", es mucho más amable.

Seguimos ahí durante todo el día,
vendiendo bien poco la verdad. Poca gente,
poca amabilidad...
A nuestro lado derecho había una señora, de edad,
vendiendo cactus, y artesanias que hacía ella a mano
como botitas para el árbol, y delantales de cocina
para las botellas de vino.
Causó sensación con sus cactus, hasta yo le compré uno.
Tenía incluso bolsas el lider con un trozo de cartón en la base,
para cuando compraras más de uno....genial!

Al final, conversamos toda la tarde con ella, y mi mamá
le regalo un disco y ella nos regaló 2 delantales,
explicandonos cúal era para el tinto y cual para el blanco.

No nos fue como mi vieja esperaba, pero creo
es una enseñanza más, a veces la cosa brilla,
a veces no tanto, es lo sabio de no enamorarse de la plata.

Llegamos, uf! en metro, harto cansados y con hartas cosas de vuelta,
pero yo estaba feliz, intentando contagiar de agradecimiento,
aunque no haya ido la gente suficiente,
aunque tengo insolación en mi lado izquierdo...
igual tengo un cactus nuevo :)

El Seba y mi mamá a la hora de haber llegado, estaban ZZzzZzZzZ
yo, me ví los 80 y aún, nada de sueño...
Maldita mente...